Hasta hacer relativamente poco tiempo en la ciudad de Mordor los bareteros (empresarios de ocio nocturno, algunos también conocidos como la mafia de los chiringuiteros), abusaban de los desanimadores de salsa, pagándoles poco en relación con la recaudación, o incluso no pagándoles nada si ellos a su libre criterio, entendían que ese día hubo poca recaudación, y que el desanimador de salsa no merecía cobrar por pegarse un rato pisoteando escurridizas cucarachas (pasos libres) en su tugurio (el bar).
Los desanimadores pidieron entonces consejo a su mentor, a su guía espiritual, un tal Wan Li Ping (nada que ver con la operación emperador contra la mafia china asentada en España). Wan ni es emperador ni tampoco es de origen asiático, pero cuentan que es tal su megalomanía, que mandó construir una escultura tamaño real a su imágen y semejanza. De cartón piedra, porque de otros materiales se le escapaba a su presupuesto.
Wan Li Ping recomendó a sus pequeños saltamontes, que se constituyeran en sindicato para poder mejor defender sus desanimadores intereses salseros, y hacer frente común contra los malvados bareteros y la mafia de los chiringuiteros de los paseos marítimos. Así lo hicieron los saltamontes, y ahora se les conoce como:
El elegante sindicato de desanimadores salseros de Mordor y sus aledaños
Aunque más que un sindicato, exactamente se les podría considerar una federación de sindicatos, pues engloba a su vez a los siguientes sindicatos además del de desanimadores de salsa:
- Estropeadores de canciones de salsa (DJ)
- Gorilas (porteros de discoteca o de bar)
- Traperos (guardarropa)
- Camaracas (camareros)
- Sordos (orquestas de salsa que tocan muy, muy, muy fuerte)
Y desde la genial recomendación de Wan Li Ping, cuando un baretero quiere que vaya gente a su tugurio porque son sitios donde normalmente no van ni los cobraores, llama al sindicato y éste a cambio de la prácticamente total recaudación de la noche, les proporciona:
- Uno o varios desanimadores
- Uno o varios cantantes de rueda
- Uno o varios camaracas
- Uno o varios gorilas
- Uno o varios traperos
- Uno o varios estropeadores de canciones de salsa
- Un grupo de sordos para que toquen en directo.
El baretero no decide cuantas personas irán a su tugurio y además apenas saca para cubrir los gastos fijos del garito (luz, agua, teléfono, impuestos) pero por lo menos parece que hay gente en su local. Gente que luego el sindicato se los lleva a otros bares donde más puedan ellos rapiñar. El mejor ejemplo son los tugurios donde los desanimadores hacen como que imparten clases de salsa, que al acabar la clase, se los llevan a otro tugurio donde les pagan más, mientras el baretero observa boquiabierto que no le compran ni botellines de agua.
¿Y cómo lleva el sindicato gente a los bares? Bueno, más que salseros son borregos. Borregos a los que se compra invitándolos a un mojito marca mercadona y que paga el baretero, a condición que se apunten a una lista de borregos (ellos lo llaman lista de puerta, lista VIP, pase de puerta u ofertas en puerta) que no controla el baretero sino uno de los gorilas del sindicato, por lo que pueden engañar y de hecho engañan al baretero, todas las noches. Apuntan nombres imaginarios, y luego marcan esos mismos nombres como asistentes para poder cobrar su mordida.
Si algún nuevo desanimador aparece por los tugurios de barrio, rápidamente es contactado por Don Vito Corleo… perdón, por Don Wan Li Ping o uno de sus lugartenientes, que le hace una oferta que no pueda rechazar, y así tienen excusa para sumar un nuevo desanimador al sindicato, haciéndole la correspondiente o más bien subsiguiente fiesta en el tugurio que tercie.
Antes los bareteros engañaban a los desanimadores, y ahora son los desanimadores quienes han metido un gol por la escuadra a la academia de los bareteros.
Por favor que nadie piense que esto puede ocurrir en la ciudad de Málaga. No, no. Esto ocurre en Mordor, y cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad.
¡Pringaos!
Y entre los propios desanimadores del sindicato que ejercen como profesores de salsa en otro horario, se roban los alumnos unos a otros. Cierto que cada uno de ellos tiene más bien pocos alumnos, así que si les roban uno, se le llevan el 50% de su recaudación.
Pero al pertenecer todos ellos al único sindicato de desanimadores, han de aparentar que se llevan bien entre ellos.