Bailar salsa como un robot salsero

Nuestra pareja de baile debe bailar como quiera

EL ROBOT SALSERO

Anoche bailé más que nunca. Fue una de esas ocasiones en las que, durante dos horas, me estuvieron sacando a bailar sin interrupción.

Disfruté un montón, porque bailar sin parar cuando voy a un bar de salsa es lo que más me gusta, y sobre todo (como me pasó anoche), cuando la mayor parte de los que me sacan son desconocidos que, además, bailan muy pero que muy bien.

Sin embargo, un señor del que no tengo el gusto de conocer su nombre (tampoco se le pregunté) se empeñó en que bailara con él varias canciones, tanto de salsa como de bachata. Es uno de esos chicos con los que no logro entenderme en la pista. No soy quién para juzgar si es un buen o mal bailarín, pero sólo sé que tira de mí con demasiada fuerza, de manera que me desestabiliza una y otra vez y no consigo saber, muchas veces, qué quiere que haga.

Visto que nuestros bailes iban derechos al desastre, le pedí por favor a la tercera vez que vino a buscarme, que no me hiciera figuras raras, porque yo no sabía interpretarlas.

Entonces me miró muy serio en plena bachata y me dio una lección magistral.

Me explicó que yo estaba muy rígida. Que el baile y las canciones hay siempre que sentirlas y que bailar como un robot como yo lo hacía, no era bonito.

Con la simpatía que a veces me caracteriza le dije que él tampoco era muy bonito que dijéramos…

A veces, nuestras parejas de baile no acaban de darse cuenta de que no bailamos a gusto del todo con ellas. A mí me pasa con algunos hombres que me abrazan con demasiada fuerza y que hacen figuras que consisten literalmente en chocar los cuerpos y darnos pechugazos. No me gusta bailar así y no logro seguirles. Si bailas muy pegado a una mujer –en mi opinión- tienes que tener mucha destreza para saber llevarla y trasmitirle los movimientos correctos. Si no lo haces, el resultado es un montón de tirones y contra fuerzas que convierten el baile en una batalla campal. Llega un momento en que no bailo con mi pareja, sino que lucho con ella.

No es nada agradable.

Además, me parece que es un grave error insistir en que una mujer haga una determinada figura o movimiento que no le sale o ante el que se muestra incómoda. Si insistes, sólo consigues empeorarlo.

Y desde luego, lo que de ninguna de las maneras entiendo ni acepto es que en un bar de salsa te saquen a bailar, y en medio de la pista tu pareja de baile te eche una bronca y te desmoralice diciéndote que eso que haces no es bonito.

Lo que hice con este chico fue pararme, decirle que él tampoco era bonito, y explicarle que ya no bailaría más con él. Y lo dejé en la pista.

Eso es lo que consigues regañándole a una mujer que ha salido a bailar un rato para pasárselo bien: que te coja tirria y no quiera repetir contigo.

Aunque bueno, tampoco es nada preocupante, teniendo en cuenta que hay cientos de mujeres a las que puedes pedirles bailar.

Autor: Vanesa.